Su forma de
gobierno se rige, en distintos grados, con base a estructuras políticas o
formas de gobierno propias, a partir de las cuales establecen sistema de toma
de decisiones, control y regularización social, mecanismos de coerción y
consenso, de ejercicio de poder y autoridad. Desde la colonia se registra la
presencia de dichas estructuras frecuentes en Mesoamérica, comúnmente
denominada sistema de cargos que son el cimiento de la reproducción social y
política de la costumbre indígena comunitaria.
Antes solo se veían como figuras comunes en la sociedad, ahora se les empieza a tomar más en cuenta a los gobernadores indígenas como personas con capacidad de decisión y consulta, aun predomina la visión de estos como un detalle folklórico que viste los eventos públicos o se les ve como legitimadores de la acción pública.
Pero a pesar de esto, hay
dos puntos que se tienen que evaluar de esta forma de gobierno:
El primero que el sistema
político indígena es un conjunto, con todo su sistema de cargos y funcionarios,
estos últimos constituyen un verdadero ejército comunitario totalmente
desaprovechado, ya que se estima que del 10 al 20 por ciento de la población ostentan
algún cargo o función dentro del gobierno indígena.
El segundo punto es
considerar que la poca atención de las autoridades se puede entender como
resultado de una conocimiento superficial por parte de las instituciones y
organismos de promoción social que ahí actúan, así como la herencia de un
sistema centralista que ha pretendido establecer modelos de atención nacional
que no corresponden a realidades regionales, menos a las que tienen una matriz
cultural distinta. Esto significa que las distintas marcaciones y
jurisdicciones entre pueblo indígena, ejido, comisaria municipal y distrito
judicial o electoral, no se corresponden, en lo general, una con otra.
"La forma de
organización y autoridades internas de estos pueblos son parte del acervo jurídico
cultural y ha contribuido a la cohesión y el mantenimiento de sus tradiciones
socioculturales, el reconocimiento de estas formas de organización y liderazgo
indígena, así como el respeto a los mecanismos mediante los cuales se consensa
las decisiones comunitarias constituyen una consideración indispensable para
todo acuerdo conducente a la participación de los indígenas en los asuntos que
influyen en su destino" (Luis González et al. En Derechos culturales y
derechos indígenas de la sierra tarahumara, pág. 10)
Se podría pensar que la
organización de los tarahumaras es la más amplia y sólida por la cohesión
interna de sus comunidades, aunque no existe estructura de articulación regular
ante las autoridades de un municipio y menos en una región. Ya que todos
mantienen una competencia por jurisdicción con el conjunto de dependencias
municipales, estatales y federales, frente a las cuales operan en creciente
desventaja y por ello con frecuencia resultan excluidas.
Bibliografía:
- Secretaría de desarrollo social, Organización, desarrollo y gobierno indígena en la Tarahumara, México, 1998.
Todas las
imágenes encontradas en:
- Francisco M. Plancarte. El problema indígena tarahumara. DF, México, Ediciones del grupo nacional indigenista. 1954.
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